Historias Mitológicas

La caja de Pandora
Cuenta la leyenda que, tras haber robado el titán Prometeo el fuego de los dioses para regalarlo a los hombres y el castigo que Zeus le impuso por tamaña osadía, su hermano Epimeteo recibió como regalo de los Olímpicos una compañera: Pandora. Ésta fue dotada con todos los encantos que los dioses podían proporcionarle: Afrodita le dio la belleza, Hermes la elocuencia, Atenea la sabiduría, Apolo la música. Cuando Pandora se presentó ante Epimeteo, lo hizo acompañada de otro regalo de Zeus: una caja cerrada, que bajo ningún concepto debía ser abierta. Epimeteo, deslumbrado ante la gracia y la belleza de Pandora, ignoró la promesa hecha a su hermano Prometeo de no aceptar jamás regalo alguno de los dioses olímpicos, pues eran astutos y traicioneros, y la aceptó como compañera, aceptando al mismo tiempo la caja que la acompañaba, que escondió en lugar seguro. Pero la curiosidad pudo con Pandora, y un día que Epimeteo dormía le robó la llave del lugar donde escondía la caja, y la abrió para espiar su contenido. Al levantar la tapa, grande fue su desilusión al encontrarla vacía, pero era porque en ese mismo momento escaparon de ella todas las desgracias y males que podían afectar al hombre, y se extendieron por el mundo: enfermedades, sufrimiento, guerras, hambre, envidia, ira... Más todavía le dio tiempo a vislumbrar en el fondo de la caja algo que aún no había escapado, y corriendo la cerró. Lo que pudo conservar en el fondo de la caja fue la Esperanza, que no consiguió escapar. De ese modo fue sellado el destino de todos los hombres, que a partir de entonces padecieron toda suerte de males..., pero incluso en medio de los más terribles de ellos, siguen conservando la Esperanza.


La caída de Ícaro
La trágica caída de Ícaro comienza con su padre, de hecho, él sufrió y pagó las hazañas de Dédalo.Dédalo solía trabajar como artesano en Atenas, junto con un hábil aprendiz llamado Talus. En un momento de rabia y celos, Dédalo empujó a Talus fuera de la roca de la Acrópolis, pero no pudo matarlo.La diosa Atenea convirtió al aprendiz en un pájaro y Dedalus, acusado de asesinato, se vio obligado a buscar refugio en Creta.Una vez en la isla del Minotauro, Dedalus comenzó una nueva vida trabajando en el palacio del Rey Minos. Se casó con Naucrate, una esclava, que dio a luz a Ícaro.Bajo las órdenes del rey Minos, se le pidió a Dédalo que construyera un espacio capaz de contener al Minotauro. Pero en lugar de idear una celda de prisión, Dedalous decidió que un laberinto complejo sería el mejor lugar para esconder al monstruo.Fue una construcción tan perfecta que aquellos que entraron al laberinto nunca pudieron salir.Sin embargo, la existencia de un Minotauro era un secreto para la mayoría de los habitantes de la isla y, queriendo que el monstruo siguiera siéndolo, el rey encerró a Dédalo y su familia para que el secreto nunca fuera revelado.Astutamente, Dedalus elaboró una idea para escapar que no requería atravesar tierra o mar. La única forma posible de que pudieran salir de la isla habría sido poder volar.Así, Dedalus comenzó a recolectar plumas de pájaros que luego se transformaron en alas pegadas con cera. Un par de alas iba a ser para él y el otro para Ícaro, su hijo.No vuele demasiado cerca del solCuando llegó el momento de escapar, Dedalus advirtió a Ícaro que no volara demasiado cerca del sol, pero no escuchó a su padre y cayó al mar cuando, después de acercarse demasiado al sol, la cera de sus alas se derritió y cayó. aparte.Expresiones de los miedos humanos y la naturaleza, los símbolos representan la sabiduría y la verdad intuitivas profundas. Expresan con palabras todo lo que es difícil de comprender por la razón.El vuelo de Ícaro podría verse bajo la luz del equilibrio, el equilibrio y la moderación. Un compromiso entre el riesgo de volar demasiado alto, derritiendo la cera con el sol, o demasiado bajo, apelmazando las alas por el rocío del agua.La moraleja del mito advierte contra la búsqueda innecesaria de satisfacción instantánea, en cierto modo subyacente a la idea de sophrosyne (griego: σωφροσύνη), término que significa salud mental, implicando autocontrol guiado por el conocimiento y el equilibrio.

El mito de Sísifo
Sísifo es una de las figuras más representativas de la mitología griega. Fundador de Corinto, de él se dice que fue uno de los hombres más astutos. Su inteligencia lo llevó a obtener beneficios, incluso más allá de la ética y, en consecuencia, fue sometido a una dura condena en el inframundo por burlar a la Muerte y enojar a los dioses.
El castigo de Sísifo consistía en subir una enorme roca a una alta cima, pero cuando estaba cerca de alcanzarla, el peñasco volvía a caerse y debía subirlo de nuevo sin descanso.
El mito sigue estando presente en nuestros días. A lo largo del tiempo, ha
sido interpretado en distintas disciplinas, adquiriendo distintos significados..

El nacimiento de Afrodita
La diosa del amor y la pasión, Afrodita es una deidad muy reconocida dentro del panteón griego y fue ampliamente venerada en el pasado. Sin embargo, al contrario que otras deidades no fue una hija natural de ningún dios, sino que tal y como insinúa su nombre surgió de la espuma del mar. El mito de su nacimiento, el cual nos llega de Hesíodo, es el siguiente.
"Gea, la madre Tierra, dió a luz por sí misma a Urano, los cielos. Junto a él engendraría y daría a luz a numerosos hijos, que sin embargo serían sepultados en su madre debido al odio y temor que Urano le tenía a su prole. Un día el hijo menor, Cronos (titán que se convertiría en el padre de los dioses Olímpicos, a los cuales devoraría), con la ayuda de una hoz proporcionada por su madre, castró a su padre Urano cortándole los genitales. Los restos de dichos genitales cayeron al mar, donde la sangre y el semen se mezclarían con las aguas formando una espuma de la cual terminaría por nacer una deidad, Afrodita, ya totalmente adulta desde su nacimiento".

El pueblo que procede de las hormigas: los mirmidones
El nombre de mirmidón puede no ser especialmente conocido hoy en día, pero es el nombre de un pueblo famoso en la antigüedad por la elevada reputación y habilidad de sus guerreros, siendo incluso citados en la Ilíada. Aunque existen diferentes versiones de este mito, pero el que aquí se muestra es el transcrito por Ovidio en "Las metamorfosis".
"Dice la leyenda que el rey del Olimpo, Zeus, mantuvo relaciones con la ninfa Égida y posteriormente le puso su nombre a una isla frente al Peloponeso. Sin embargo, al enterarse Hera de la aventura de su esposo y del nombre puesto a la isla, decidió mandar una horrible plaga que terminó matando a la gran mayoría de quienes la habitaban. Entre los pocos supervivientes se contaba el rey de la isla, Éaco de Egina, el cual suplicó a Zeus que repoblara la isla.
Mientras rezaba un rayo del sol iluminó a una fila de hormigas en un roble, algo que hizo que el rey decidiera pedir que surgieran tantas personas como hormigas había visto sobre el árbol. Éaco de Egina se durmió y soñó que las hormigas en el roble caían al suelo y al hacerlo se transformaban en personas. Al despertar, la isla había recuperado el número de habitantes de antaño, siendo nombrados en honor de las hormigas de las que procedían (mirmidón podría traducirse como hombres hormiga)".